La fiebre es un motivo de consulta muy frecuente; en la mayoría de las ocasiones la causa es una infección viral que no requiere ningún tratamiento específico. En ocasiones, la fiebre puede ser el único signo de una infección bacteriana potencialmente grave.
La mayoría de los niños que consultan por fiebre sin focalidad aparente (FSF) y tienen buen estado general presentarán una infección viral autolimitada.
Se define Fiebre: en general, como una temperatura ≥38 °C, siendo el registro rectal el más adecuado.
La respuesta febril ha tenido una larga historia filogenética preservada durante más de 400 millones de años y se considera como un avance evolutivo de la especie. Se admite que la fiebre es un ejemplo de adaptación morfofuncional en las etapas iniciales de los vertebrados en su desarrollo hacia las condiciones de vida terrestre.
La temperatura corporal en el hombre se mantiene constante y no se ve afectada por los cambios ambientales gracias a unos mecanismos de regulación localizados en el hipotálamo anterior, que afectan tanto a la producción como a la disipación del calor.
Factores como el ciclo ovárico, el ejercicio y las comidas influyen en la temperatura normal del organismo. Al mismo tiempo, debe recordarse también que la temperatura corporal sigue un ritmo circadiano constante, que se mantiene incluso en situaciones de enfermedad: aumenta desde un mínimo de 36 0C de madrugada hasta un máximo de casi 37,5 0C por la tarde, para volver a bajar de noche.
La fiebre es la elevación de la temperatura corporal mediada por un incremento del umbral hipotalámico que regula el calor. Por consenso, se acepta que hay fiebre cuando la temperatura corporal es superior a los 38 0C en el recto, 37,8 0C en la boca o 37,4 0C en la axila.
En el origen de la fiebre hay una gran variedad de agentes infecciosos, así como otras condiciones no infecciosas que desencadenan la respuesta inflamatoria.
La patogénesis de la fiebre se da por el siguiente mecanismo fisiopatológico: producción de pirógenos endógenos (la llamada interlukina 1); bien sea de forma propia o por pirógenos exógenos (virus, bacterias, fármacos, entre otros); para procesos de muy diversa etiología, por lo que la fiebre es un signo totalmente inespecífico.
La fiebre representa la ruptura del equilibrio entre la termogénesis y el sistema termolítico (producción y pérdida de calor), la cual puede producirse por procesos infecciosos y no infecciosos.
La elevación de la temperatura corporal en algunos grados puede aumentar la eficiencia de los macrófagos para destruir los microorganismos invasores, por lo que además dificulta la replicación de dichos microorganismos, con lo que otorga una ventaja adaptativa al sistema inmune.
Las principales causas de fiebre incluyen: procesos infecciosos, vacunaciones, daños de tejidos (traumatismos, inyecciones intramusculares, etc.), enfermedad tumoral maligna (linfomas, neoplasias, etc.), fármacos, alteraciones inmunitarias (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, etc.), procesos inflamatorios (enfermedad inflamatoria intestinal), enfermedades endocrinas (feocromocitoma) y alteraciones metabólicas (gota, uremia, etc.). Algunas otras condiciones bajo las que aparece son el ejercicio intenso, la hipertermia maligna, el síndrome neuroléptico maligno, el hipertiroidismo, el arropamiento excesivo y el golpe de calor, entre otras.
Como leen, las causas de fiebre son variables, por lo que siempre hay que esperar su evolución, y los síntomas asociados, pero en su mayoría, se relaciona con enfermedades virales auto limitadas, que no ameritan tratamiento farmacológico ni exámenes complementarios o invasivos.
Entonces se preguntará ¿Quién debe consultar?
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- Todo menor de un mes, debe ser hospitalizado.
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- Todo menor de 3 meses, dada la inmadurez de su sistema inmunológico amerita valoración médica.
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- Todo adulto mayor, por tener una respuesta inmune ineficaz.
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- Si el paciente esta inmunocomprometido: cáncer, leucemia, Lupus, VIH/SIDA, anemia drepanocítica, o cualquier enfermedad inmunológica, así como los no vacunados.
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- Embarazadas
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- Menores de 12 meses, con fiebre de más de 48 horas.
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- Fiebres sin foco después de 48 horas
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- Procede o visitó en los últimos 15 días un área de transmisión de malaria o un área de riesgo de dengue (cualquier región con altura inferior a 2.200 mts.).
Síntomas Asociados
Los procesos febriles frecuentemente se acompañan de otros síntomas como:
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- Cefalea
- Anorexia
- Malestar general
- Fatiga y dolores musculares.
Estos síntomas parecen estar mediados más por la interleucina 1 y otros pirógenos endógenos que por la propia respuesta febril. Solamente en condiciones patológicas muy raras la fiebre puede poner en peligro la vida del paciente. En definitiva, la fiebre resulta dañina en todas las situaciones en las que el episodio desencadenante conlleva el inicio de una reacción inflamatoria incontrolada.
De entrada, conviene recordar que en el niño en su estado habitual un estado febril no es dañino para el organismo, ya que generalmente se tolera bien y carece de consecuencias a largo plazo
El principal objetivo del tratamiento antitérmico en un paciente previamente sano con fiebre debe ser el mejorar el estado general y disminuir la sensación de malestar que la fiebre genera. Usaremos paracetamol o acetaminófen. considerando las preferencias del niño y la familia. No es recomendable alternar antitérmicos de manera rutinaria.
Fuentes:
- Revista Chilena De Medicina Intensiva. 2011; VOL 26(3) Mintegi Raso S,
- Gómez Cortés B. Lactante febril. Protoc diagn ter pediatr. 2020;1:141-151. SEUP (Sociedad Española de Urgencias Pediátricas)
- Gómez A. La fiebre en la Edad Pediátrica, Pautas de Atención. El Sevier.2008; vol 27:1.